Diferencia entre pieles grasas y pieles secas

Diferencia entre pieles grasas y pieles secas

La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y juega un papel trascendental en la protección del cuerpo contra las agresiones externas, la regulación de la temperatura y la eliminación de toxinas. La piel puede ser clasificada en diferentes tipos según su textura, sensibilidad y nivel de hidratación, entre otros factores. 

Aunque la piel suele cambiar con el tiempo y las condiciones ambientales, lo que significa que incluso las personas que han sido diagnosticadas con piel grasa o seca pueden experimentar diferentes niveles de grasa y sequedad en diferentes momentos. Así que no nos gusta poner muchas etiquetas a la piel y nuestro objetivo en Método R es conseguir que todas las personas consigan alcanzar una piel lo más saludable posible.

 

Los diferentes tipos de piel

Dos de los tipos más comunes de piel son la piel grasa y la piel seca. A continuación, expondremos sus diferencias y cómo conseguir equilibrar su producción de grasa hasta conseguir que sean lo más parecido posible a pieles normales. 

 

Piel grasa

La piel grasa se caracteriza por una excesiva producción de sebo por parte de las glándulas sebáceas. El sebo es una sustancia grasosa que actúa como lubricante natural de la piel y ayuda a mantenerla hidratada. Sin embargo, en la piel grasa, la producción de sebo es mayor de lo necesario, lo que puede dar lugar a una apariencia brillante, poros dilatados y puntos negros. La piel grasa también es más propensa a la aparición de granos y espinillas.

Las causas de la piel grasa pueden ser múltiples, como la genética, la dieta, el estrés y la hormonas, entre otros factores. El clima también puede influir en la producción de sebo, ya que la piel tiende a producir más sebo en climas cálidos y húmedos.

 

Piel seca

Por otro lado, la piel seca se caracteriza por la falta de producción de sebo y la escasa retención de humedad. La piel seca puede sentirse áspera al tacto, tirante y a menudo se muestra agrietada o escamosa. La piel seca es más propensa a la aparición de arrugas y líneas finas debido a la pérdida de elasticidad.

Las causas de la piel seca también pueden ser variadas, como la genética, la edad, la exposición a climas secos o fríos, la exposición a productos químicos y otros factores ambientales.

 

La piel mixta no existe

Os preguntaréis por qué no incluimos en nuestra clasificación las pieles mixtas. La piel mixta ha sido durante mucho tiempo un término común utilizado en la industria de la belleza y el cuidado de la piel. Se supone que describe un tipo de piel que es grasa en ciertas áreas de la cara, como la zona T (frente, nariz y mentón), pero seca en otras áreas, como las mejillas. Sin embargo, en mi opinión, la piel mixta en realidad no existe como un tipo de piel distinto o bien todas las pieles son mixtas…

La zona T, donde se encuentra la mayoría de las glándulas sebáceas, es más propensa a producir aceites en todas las pieles, mientras que otras áreas pueden tener menos producción de sebo. 

En mi opinión la piel mixta no es realmente un tipo de piel, sino más bien un problema de piel que hay que resolver. Suele ser una piel grasa deshidratada. Una vez que se consigue una adecuada hidratación en esa piel y controlar la excesiva producción de sebo, esa piel se consideraría una piel normal.

 

Diferencias entre el cuidado de la piel grasa y la piel seca

La piel grasa y la piel seca presentan diferencias notables en su textura, apariencia y necesidades de cuidado. Por ello, el producto de Método R más recomendable para cada piel también cambia.

Aunque hay tantos tipos diferentes de pieles como personas en el mundo, todas tienen en común que en el ambiente y con las costumbres que tenemos actualmente, necesitan hidratación. Eso es algo imprescindible desde edades muy tempranas y hasta las pieles grasas necesitan hidratación.

La calefacción, el aire acondicionado, la mala alimentación, el alcohol, el tabaco, la polución, etc. son factores que deshidratan la piel y una buena crema hidratante adecuada al estado actual de tu piel es un básico imprescindible. 

Las pieles jóvenes con piel grasa y tendencia a tener acné deben buscar una crema hidratante ligera, no comedogénica y con activos hidratantes como la niacinamida, el ácido hialurónico y el pantenol. Como nuestra crema S hidratación.

Las pieles con patologías, en tratamiento o muy sensibles, deben optar por cremas con esos mismos activos pero con un poco más de aportación de grasa. Texturas que aporten mayor confort a la piel. Como nuestra crema S Confort.

Las pieles que ya sufren los efectos acumulados de la radiación solar y del paso del tiempo, normalmente a partir de los 30 o 35 años, que no tienen patologías, deben optar por cremas con vitamina A (retinoides). Aquí también según el tipo de piel, se puede elegir texturas más ligeras o más grasas. 

Nuestras crema confort y el gel-crema hidratación tienen los mismos activos, la diferencia es la textura y el aporte de lípidos. Si tienes la piel grasa o con tendencia acnéica, la Slow-Aging Gel-Cream es tu formato con una textura ligera. Si por el contrario tienes la piel seca te recomendamos la Slow-Aging confort con una textura más densa y nutritiva.

En nuestra política de simplificación, consideramos que no es necesario tener una gama muy amplia de opciones para atender a todos los tipos de pieles. Con un buen diagnóstico por parte de un dermatólogo, con estas opciones se puede conseguir tratar y mejorar la piel de la gran mayoría de personas. Salvo aquellas que tienen una patología y que necesitan tratamiento específicos. E incluso ellas, se pueden apoyar a menudo en nuestros cosméticos como tratamiento complementario. Lógicamente siempre bajo prescripción del dermatólogo.

En definitiva, sabemos que existen tantos tipos de pieles como personas en el mundo y creemos que con los ingredientes incluidos en nuestros cosméticos, podemos devolver la salud a muchas de ellas. De una forma sencilla, eficaz, y sin dejarse la piel en el intento. 

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